microdosis

Psicodélicos en pequeñas cantidades: ¿funcionan las microdosis?

El interés por los psicodélicos en el ámbito de la salud mental está aumentando, especialmente para tratar la depresión, la ansiedad y el estrés postraumático. Mientras que las dosis completas generan experiencias intensas, conocidas popularmente como “viajes”, algunas personas optan por seguir protocolos de microdosis. Estos consisten en tomar cantidades muy pequeñas (aproximadamente una décima o vigésima parte de una dosis completa) durante un período determinado, con el objetivo de obtener beneficios terapéuticos sin experimentar efectos psicoactivos notorios

Numerosos usuarios de este método reportan mejoras en la creatividad, concentración y estado de ánimo, así como alivio de síntomas depresivos y ansiosos. Sin embargo, y aunque estudios recientes en animales han mostrado evidencias a favor de la eficacia de las microdosis (puedes leer más en: “Dos investigaciones preclínicas arrojan luz sobre el receptor 5-HT2A y las microdosis”), la comunidad científica aún debate si los efectos positivos en humanos son reales o simplemente el resultado de las expectativas y el efecto placebo

Por un lado, existen estudios que no encuentran diferencias notorias entre microdosis y placebo. Por otro lado, diversos estudios sí han identificado que las microdosis generan cambios en la neurobiología, la fisiología, la experiencia subjetiva, el afecto y la cognición. En una reciente revisión de 2024, por ejemplo, encuentran que dosis de LSD entre 5-10 microgramos ya producen cambios fisiológicos: pueden alterar conexiones cerebrales, aumentar la cantidad de sueño REM y elevar los niveles de BDNF, una proteína crucial para la salud neuronal (puedes leer más sobre el BDNF en: “La neuroplasticidad y su importancia en la salud cerebral”). Dosis entre 10-20 microgramos parecen mejorar el reconocimiento de emociones y la tolerancia al dolor, y aquellas cercanas a 20 ?g pueden mejorar el estado de ánimo, especialmente en personas que ya presentaban un estado previo más depresivo. 

Como limitaciones, los autores comentan que, a medida que las dosis se acercan a 20 microgramos, algunas personas llegan a identificar haber consumido LSD, lo que complica la distinción entre el efecto real y el placebo. Sin embargo, esta otra revisión señala deficiencias metodológicas también en los estudios que afirman que las microdosis son sólo un placebo (como muestras pequeñas, dosis inadecuadas o duración insuficiente). Además, coinciden en que las pruebas utilizadas podrían no ser lo suficientemente sensibles para detectar los cambios sutiles inducidos por las microdosis, ya que fueron diseñadas para evaluar dosis más altas; por lo que es importante que se sigan estudiando a fondo antes de descartar su potencial terapéutico. Con todo, concluyen que las evidencias actuales son prometedoras. Todavía falta investigación para determinar su eficacia en casos más severos, pero los datos muestran que podrían ser una buena herramienta para potenciar los beneficios de la psicoterapia. 

Es importante entender que para hacer terapia con psicodélicos (o realizar protocolos de microdosis) se necesita una buena preparación, acompañamiento e integración. Si crees que podrías beneficiarte de este tipo de tratamiento, recuerda acudir a un profesional que pueda informarte y acompañarte en el proceso.