Beneficios y Riesgos

Representación terapia asistida con psicodélicos

El uso de sustancias psicodélicas, como todo medicamento, tiene que estar reglado y ser utilizado por profesionales de la salud mental para que tenga un fin terapéutico y sanador.
De hecho, de este factor depende, principalmente, que su utilización suponga una serie de grandes beneficios o de considerables riesgos. Por ello se habla siempre de la importancia del “set & setting”, es decir, de la actitud e intención de la persona que lo consume (i.e., el set), así como del entorno en el que se lleva a cabo la toma (i.e., el setting)

Beneficios

  • A través de los estados de conciencia facilitados por estas sustancias las personas pueden entrar en contacto con una realidad interior a la que normalmente no tienen acceso.  Es ahí donde se encuentra la raíz de la mayoría de las enfermedades mentales, y de los problemas somatizados. En esta nueva realidad la persona es capaz de observarse desde la distancia y escapar momentáneamente de los marcos cognitivos a través de los cuales analiza normalmente la información, obteniendo profundas realizaciones capaces de reorganizar los modelos internos del mundo y de uno mismo, impulsando así cambios en las conductas y cogniciones desadaptativas.

  • En muchas ocasiones los psicofármacos convencionales tan sólo consiguen aminorar los síntomas sin conseguir tratar la raíz del problema. Con los psicodélicos no se trata de aplanar las emociones negativas y evitar aquello que causa dolor. Se trata más bien de explorarlo, entenderlo y, si es necesario, aceptarlo.

  • Los psicofármacos convencionales intentan restablecer los niveles normales de neurotransmisores o de receptores en el cerebro, ejerciendo su acción únicamente a través de su farmacología. Es decir, atacan a la psicopatología desde un enfoque puramente biomédico. Este enfoque tiene grandes limitaciones cuando se trata de sanar a la psique humana, ya que en muchas ocasiones las psicopatologías no tienen una causa puramente biomédica. En el caso de los psicodélicos no es la farmacología per se la que trata la psicopatología. Más bien, la farmacología facilita que la persona tenga una determinada experiencia, y es el contenido que aflora durante esta experiencia el que tiene la capacidad para tratar la raíz de la psicopatología.

  • Los psicofármacos convencionales suelen tener muchos efectos secundarios desagradables mientras que con los psicodélicos ocurre más bien lo contrario. Es común que durante los días posteriores a la experiencia psicodélica la persona se encuentre en lo que se conoce como el estado de “afterglow”, caracterizado por un buen estado de ánimo y una profunda calma, a su vez viene acompañada de una alta vitalidad.
  • La toxicidad de los psicodélicos clásicos cómo la psilocibina y el LSD es menor que la de la cafeína.  Es prácticamente imposible sufrir una sobredosis con estas moléculas.

  • La utilización profesional de sustancias psicodélicas supone no sólo un potencial gran avance en la sanación de enfermedades mentales; su capacidad para activar procesos de neuroplasticidad también está siendo investigada para tratar enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson. Además, también existe algo de evidencia preliminar que apunta a un potencial para tratar migrañas y jaquecas en racimo y también se está investigando su capacidad para tratar el dolor crónico.

  • El uso de psicodélicos para fines terapéuticos no sólo no crea adicción sino que puede ayudar a la rehabilitación de personas con problemas de alcoholismo y adicción a otras sustancias.

  • La utilización de sustancias como la MDMA durante procesos terapéuticos no sólo puede contribuir a crear relaciones más auténticas en el entorno social. Al fomentar la empatía, la apertura y la confianza, también suponen un avance cada vez más demostrado en terapia de pareja, pudiendo ser una gran herramienta para solventar conflictos interpersonales.

  • Los psicodélicos no sólo suponen una gran herramienta para tratar los problemas de salud mental. Suponen también una herramienta única e inigualable para la neurociencia y el estudio científico de la conciencia humana ya que son capaces de modificar bruscamente y de una forma reversible el estado de conciencia sin disminuir el estado de vigilia.

  • La experiencia psicodélica ligada a los psicodélicos clásicos (i.e., psilocibina, LSD, DMT) guarda una gran similitud con estados meditativos de atención plena en los cuales el foco atencional, normalmente centrado en el pasado o el futuro, se traslada al momento presente. Esto permite ralentizar el diálogo interno, y frenar la rumiación y la impulsividad, algo fundamental para tratar la depresión, la adicción o la ansiedad.
  • Durante los últimos años, numerosos estudios han demostrado que terapias asistidas con sustancias como la psilocibina o el MDMA han supuesto una impresionante mejora en cuadros graves de varias psicopatologías.

    • Los cuadros de depresión mayor resistente a fármacos, adicciones y ansiedad ligada a enfermedad terminal parecen mejorar significativamente y de forma duradera tras la terapia asistida con psilocibina. Por ejemplo:

      • Un estudio de la John Hopkins encontró que a los seis meses después de terminar una terapia asistida con psilocibina, un 80% de una muestra de fumadores, la cual llevaba fumando de media 19 cigarrillos al día durante 30 años, seguía abstinente. Pasados más de 16 meses, seguía abstinente un 67% de la muestra.

      • Otro estudio de Compass Pathways llevado a cabo en pacientes con depresión resistente a fármacos encontró que tras finalizar el estudio, el doble de pacientes del grupo que recibió la terapia asistida con psilocibina mostraba una respuesta significativa comparado con el grupo control, considerándose una respuesta significativa una reducción de los síntomas a, por lo menos, la mitad. En relación a las personas que alcanzaron valores indicativos de remisión tras el estudio, a las tres semanas, un 29% del grupo que tomó psilocibina seguía en remisión, comparado con sólo un 7.6% del grupo control. ¡Casi el cuádruple de personas! Y a las 12 semanas seguía en remisión el 26.6% de dicho grupo, comparado con un 11.4% del grupo control.

      • Un estudio de la John Hopkins en personas con depresión y ansiedad ligada a un diagnóstico de enfermedad terminal encontró que en el grupo que había tomado psilocibina, a las cinco semanas, los síntomas ansiosos y depresivos se habían reducido al menos a la mitad en el triple de participantes que en el grupo control. A los seis meses seguían en remisión depresiva y ansiolítica un 61% de los participantes.

    • La terapia asistida con MDMA está teniendo unos resultados sorprendentes en pacientes con estrés postraumático (TEPT). Por ejemplo:
       
      • El estudio más reciente llevado a cabo por MAPS ha encontrado que dos meses después de finalizar el estudio, un 33% de los participantes que habían tomado la MDMA durante la terapia estaban en remisión en comparación con tan sólo un 5% del grupo control, quien había recibido terapia sin MDMA.

      • Otros estudios de seguimiento a largo plazo (i.e., pasada una media de 3.4 años tras finalizar la terapia) han encontrado que los síntomas habían seguido mejorando incluso una vez finalizada la terapia.

Riesgos

  • En ambientes descuidados y caóticos, exclusivamente lúdicos o, simplemente no terapéuticos, puede contribuir a un empeoramiento de los síntomas asociados a la psicopatología previa de la persona. Este riesgo se agrava mucho más en personas con psicosis, bipolaridad o trastornos graves de personalidad.

  • El uso de ciertos psicodélicos puede ser peligroso si se combina con ciertos medicamentos antiepilépticos o antidepresivos.

  • Algunas personas, con la excusa de hacer algo supuestamente terapéutico, tienden a tomar la sustancia regularmente, abriendo asuntos profundos de conciencia en cada toma, sin dejar el tiempo suficiente para digerir e integrar el material. Esto supone, al final, una huida de uno mismo más que un encuentro con uno mismo y puede derivar en un estado de alta confusión.
  • En algunos casos, sobre todo cuando no hay una buena preparación e integración, la experiencia psicodélica puede promover un excesivo narcisismo espiritual, apegos a experiencias de iluminación y estados disociativos y de despersonalización prolongados. Cuando no se presta una atención cuidadosa al entorno puede dar lugar a ataques de pánico, paranoia o incluso psicosis.

  • La experiencia psicodélica genera un estado de gran vulnerabilidad y fácil sugestión. Guías o personas poco expertas con intereses no terapéuticos pueden aprovecharse de esto y abusar sexualmente o económicamente de las personas que se someten a estas experiencias. Hay que tener cuidado con los falsos chamanes y con las sectas.

  • En dosis altas los psicodélicos clásicos como la psilocibina o el LSD pueden generar un alejamiento de la realidad. En entornos no supervisados y caóticos esto puede llevar a la realización de actividades de enorme peligro sin que se midan adecuadamente las consecuencias.