Historia
Pese a lo que pueda parecernos en occidente, los psicodélicos y su uso terapéutico no son nada nuevo, sino que vienen desde los inicios de la propia humanidad. No sólo se trata de una historia larga y llena de giros, vueltas y descubrimientos fascinantes, sino que además es de grán extensión geográfica y atraviesa a prácticamente todas las culturas humanas de un modo u otro… Desde los rituales chamánicos de las culturas tradicionales, a los laboratorios más modernos, pasando por movimientos sociales de protesta, ritos de iniciación, festivales de música, supuesta brujería,… La humanidad siempre ha sentido fascinación por estas sustancias y, casi siempre, ha sabido encajarlas de un modo constructivo en sus prácticas culturales o terapéuticas, como las que se están investigando y desarrollando ahora mismo en Occidente.
La evidencia más temprana de uso psicodélico se puede encontrar en una cueva en la región de Tassili-N-Ajjer del desierto del Sahara, en Argelia. En esta cueva hay un mural que representa lo que se conoce como el ‘hombre hongo’ o ‘chamán hongo’, una figura con cabeza de abeja con hongos brotando de su cuerpo; hongos identificados como Psilocybe Mairei. Estos son hongos psicodélicos nativos de la región. El mural tiene entre 7.000 y 9.000 años. En España, con 6.000 años de antigüedad, el mural de Selva Pascuala presenta hongos identificados como Psilocibe Hispánica. Otras evidencias de aparecen en Perú, con 3.000 años de antigüedad, México o Guatemala (1.000 – 1.500 ad).
Aunque no exentos de controversia entre los historiadores, se dice que durante los misterios Eleusinos, se ingería una substancia fuertemente psicodélica. Estas celebraciones iniciáticas, comenzaron en la cuidad de Eleusis, a unos 20km de Atenas, se datan sobre el año 1.500 a.C. y terminarán en el S VI de nuestra era, en el cual fueron prohibidos todos los misterios por el el emperador Teodosio. Por los indicios recogidos, la bebida ceremonial utilizada contenía una sustancia psicodélica proveniente del cornezuelo (de donde, años más tarde, Albert Hofmann extraería los precursores para sintetizar la LSD).
Durante la edad media, se persiguió a muchas personas que hacían uso de plantas medicinales, y esto incluyó muchas sustancias psicodélicas, cuyos usos, proscritos, cayeron en el olvido
Pasó algún tiempo antes de que los occidentales re-descubrieran el uso de psicodélicos entre diferentes culturas. Tales descubrimientos fueron realizados por primera vez por exploradores europeos que navegaron a América Latina. El uso de rapé, hongos psilocibes, cactus y semillas con componentes psicodélicos, o ayahuasca eran habituales en algunas culturas Americanas.
Se puede decir que la historia moderna del uso de los psicodélicos en occidente comienza en abril de 1943, cuando el químico suizo Albert Hofmann tomó accidentalmente 250 microgramos de LSD , que él mismo había sintetizado en 1938. El mismo describe el efecto como “un cambio radical de estado de consciencia”. La investigación con psicodélicos comienza poco después.
En 1953, el escritor Aldous Huxley ingirió 400 mg de mescalina bajo la supervisión del psiquiatra Humphry Osmond. Más tarde relataría su experiencia con esta sustancia en el famoso libro “Las puertas de la percepción” (1954).
En 1955, el entonces vicepresidente de J.P. Morgan R. Gordon Wasson participó en una ceremonia de hongos en Oaxaca, México, bajo la supervisión de María Sabina, curandera y sabia dentro de la tradición mazateca. Wasson relató sus experiencias en un artículo titulado “Buscando el hongo mágico”, publicado en la revista Life en 1957. Este artículo tuvo una gran repercusión en EEUU y pronto daría lugar a muchos otros relacionados con el tema.
En 1956, el psiquiatra Stanislav Grof tuvo su primera experiencia con el LSD, al ingerir 250 microgramos del compuesto. El mismo año, el químico Stephen Szára se inyectó DMT y fue la primera persona en describir sus efectos psicodélicos.
En 1959, el filósofo Alan Watts probó el LSD e informó haber tenido una experiencia mística.
En la década de 1960, químicos clandestinos, como Leonard William Pickard, Nick Sand y Owsley Stanley, comenzaron a fabricar LSD y distribuirlo al público en general. Estos químicos produjeron millones de dosis del compuesto.
En cuanto a las fechas de obtención de los principios activos de los principales compuestos psicodélicos, la mescalina se extrajo del peyote en 1897 por Arthur Hefter, la ibogaína en 1901 por Edouard Landrin y Jean Dyvowsky, el MDMA en 1912 por Antón Kollisch, el LSD en 1938 y la psilocibina en 1958 por A. Hofmann y la ketamina en el 62 por Calvin Stevens.
Tras el descubrimiento de plantas y hongos psicodélicos por parte de los occidentales, los científicos pronto comenzaron a estudiarlos, incluidos sus compuestos químicos, efectos y aplicaciones terapéuticas:
En 1947, Sandoz, laboratorio para el que trabajaba Hofmann, comienza a comercializar LSD bajo la marca Delysid y lo distribuye gratuitamente a los psiquiatras que quieran investigar con la sustancia, la creencia de que podría ayudarlos a comprender mejor la esquizofrenia.
En 1949, el psiquiatra Max Rinkel llevó a cabo el primer experimento con LSD en EE. UU., administrando la sustancia a 100 voluntarios del Instituto Psicopático de Boston. Él cree que los efectos de la droga imitan la psicosis esquizofrénica. Por esta razón, Rinkel y su colega Paul Hoch más tarde llamarían al LSD un «psicotomimético» (un agente que imita la locura).
En 1952, Charles Savage publicó el primer estudio que analizaba el LSD como tratamiento para la depresión[*]. Ese mismo año, Osmond estaba tratando el alcoholismo con LSD.
En 1953, Ronald Sandison abre la primera clínica de LSD en Inglaterra
En 1954, el psiquiatra Oscar Janiger comienza a administrar LSD a los pacientes
En 1958, Hofmann aísla y descubre la estructura de la psilocibina y la psilocina, los dos compuestos psicoactivos de las setas mágicas.
Entre 1960 y 1967, Grof realizó más de 4.000 sesiones de terapia asistida por LSD.
Desde su descubrimiento, los científicos tuvieron rienda suelta para estudiar psicodélicos. Drogas como el LSD finalmente llegaron a las calles, sin existir ninguna prohibición sobre ellas. Es entonces cuando la ley que rodea su producción, venta y posesión empieza a cambiar.
Tras el uso generalizado de psicodélicos en la sociedad en general a principios y mediados de los años 60 en EEUU, comenzaron a introducirse prohibiciones sobre sustancias psicodélicas específicas. Más tarde, veríamos la prohibición de casi todos los psicodélicos:
En 1966, el uso público y la venta de peyote, mescalina, LSD y DMT fueron prohibidos en los Estados Unidos.
En 1970, LSD, DMT, MDA, psilocibina, psilocina, mescalina, peyote y cannabis se convirtieron en drogas de la Lista I bajo la Ley de Sustancias Controladas de los EEUU. Esto significaba, en términos de la ley, que los psicodélicos no tenían un valor médico reconocido y tenían un alto potencial de abuso. Pronto esta reclasificación pasó de EEUU a la ONU.
Durante casi dos décadas, 50s y 60s, se llevó a cabo una extensa investigación sobre los psicodélicos y sus efectos sobre la mente y la salud mental. Sin embargo, después de la legislación de 1970 en los EE. UU. (y prohibiciones similares en otros lugares), el estudio científico de los psicodélicos se detuvo. Esto marcó un punto de inflexión en la historia de los psicodélicos, ya que no veríamos el regreso de la investigación autorizada sobre los psicodélicos hasta pasadas dos décadas.
El «renacimiento psicodélico» se refiere al resurgimiento de los estudios aprobados por el gobierno sobre las sustancias psicodélicas, así como a su creciente popularidad en la sociedad occidental en general, una vez más.
En 1986, Rick Doblin funda MAPS, la Multidisciplinary Association for Psychedelic Studies, organización científico-activista con el objetivo de recuperar el uso médico de los psicodélicos y devolverlos a la legalidad.
Estos son algunos de los interesantes experimentos con psicodélicos realizados desde los años 90 en adelante:
Entre 1990 y 1995, el psiquiatra Rick Strassman administró DMT a 60 voluntarios y registró los efectos subjetivos. Sus hallazgos se publicaron más tarde en su libro DMT: The Spirit Molecule (1991).
En 1998, el neurocientífico suizo Franz Vollenweider descubrió que el LSD y la psilocibina logran sus efectos al unirse al receptor 5-HT2A del cerebro.
En 1999, el Dr. Roland Griffiths estableció un programa de investigación en la Universidad Johns Hopkins para estudiar los efectos de la psilocibina.
En el 2000, de la mano del Dr. Jose Carlos Bouso, se inicia en Madrid el primer ensayo clínico fase II de MDMA para pacientes con trastorno de estés postraumático. El estudio no pudo concluirse por presiones políticas y sus resultados preeliminares fueron publicados en el año 2006.
En 2006, Griffiths publica un artículo de gran impacto que muestra que la psilocibina puede inducir experiencias místicas altamente significativas y resultados duraderos en el bienestar mental y emocional. Otra investigación publicada este año mostró que el LSD y la psilocibina podrían disminuir tanto la intensidad como la frecuencia de las cefaleas en racimo.
En 2009, el Dr. Robin Carhart-Harris llevó a cabo el primer estudio clínico de psilocibina en el Reino Unido. Este fue también el primer estudio clínico de un psicodélico en el Reino Unido en 40 años.
En 2011, Charles Grob publicó una investigación que demostraba que la psilocibina era eficaz para reducir la ansiedad en pacientes con cáncer avanzado. Otro estudio demostró que la MDMA era un fármaco seguro y eficaz para mejorar el trastorno de estrés postraumático (TEPT) resistente al tratamiento.
En 2014, Carhart-Harris demostró en un estudio, mediante escáneres cerebrales, que la psilocibina aumenta la comunicación entre áreas del cerebro que normalmente no se comunican entre sí.
En 2015, el periodista y autor americano Michael Pollan, publicaba un artículo en la revista New Yorker donde empezaba a introducir el tema de las investigaciones clínicas con psicodélicos y el renacimiento a la población no-científica en EEUU.
En 2016, Carhart-Harris y un equipo de investigadores publicaron imágenes (de escáneres cerebrales) de cómo el LSD afecta el cerebro.
En agosto de 2017, La FDA otorga la designación de terapia innovadora para la terapia asistida por MDMA para el PTSD y acuerda la evaluación del protocolo especial para los ensayos de fase 3.
Un estudio de 2018 ilustra que la ayahuasca reduce significativamente los síntomas de depresión.
En 2019, el Imperial College London lanza el primer Centro de Investigación de Psicodélicos del mundo. Unos meses más tarde, Johns Hopkins lanza el suyo propio, el Centro para la Investigación Psicodélica y de la Conciencia. Ambos centros están investigando qué revelan los psicodélicos sobre la conciencia y cómo estos compuestos pueden ayudar a tratar afecciones como la depresión, la adicción y el TEPT.
En noviembre de 2019, La FDA otorga la designación de terapia innovadora para la terapia asistida por psilocibina para la depresión.
En Mayo de 2021, el New York Times, abre en portada con el titular “The Psychedelic Revolution Is Coming. Psychiatry May Never Be the Same.” (La revolución psicodélica está llegando, la psiquiatría ya no será la misma)
Como podemos ver, la historia de los psicodélicos es larga e intrigante, llena de giros y vueltas y descubrimientos fascinantes.