ayahuasca efectos adversos

Reconsiderando el “efecto adverso” en psicodélicos: el caso de la ayahuasca

La ayahuasca, una bebida psicoactiva originaria de la Amazonía y utilizada durante siglos en contextos indígenas, se ha expandido globalmente como herramienta de sanación, autoconocimiento o transformación emocional. Su creciente uso ha despertado el interés de la ciencia, especialmente por su potencial para mejorar síntomas de ansiedad, depresión o adicciones. Pero hay un aspecto menos explorado: ¿qué pasa con los efectos adversos asociados? ¿Son siempre dañinos o podrían formar parte del proceso?

Un estudio reciente analizó esta pregunta a partir de los datos de la Global Ayahuasca Survey, una encuesta realizada a más de 10.000 personas de 50 países que habían consumido ayahuasca en algún momento de su vida. Se aplicaron técnicas estadísticas avanzadas (incluyendo modelos de mediación y aprendizaje automático) para examinar cómo ciertos efectos posteriores al uso se relacionaban con la salud mental actual.

Más del 50% de los participantes reportó haber experimentado algún tipo de malestar psicológico tras consumir ayahuasca. Estos efectos incluían desde ansiedad o tristeza profunda hasta sensaciones de desconexión, confusión o miedo intenso. Sin embargo, la mayoría no los interpretó como algo negativo, sino como parte de un proceso desafiante pero potencialmente transformador.

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Lo más llamativo del estudio fue que no todos estos efectos adversos se asociaron con un deterioro en la salud mental. De hecho, experiencias como las distorsiones visuales o auditivas se relacionaron con una mejor salud mental actual. Esto sugiere que lo inusual o intenso no siempre implica daño. En cambio, síntomas afectivos y existenciales, como desesperanza, desconexión emocional y una experiencia espiritual negativa (descrita como “ataque espiritual”) se asociaron con un estado psicológico más desfavorable.

Entre los factores analizados, el que más aumentaba la probabilidad de experimentar estos efectos negativos fue el miedo extremo durante la ceremonia, lo que resalta la importancia de un entorno seguro y una preparación adecuada. También se encontró que vivir la experiencia como espiritualmente significativa tuvo un efecto protector: redujo síntomas depresivos y se asoció con mayor bienestar. Además, quienes habían usado ayahuasca con mayor frecuencia tendían a mostrar mejor salud mental general.

Las personas con antecedentes de depresión fueron más vulnerables a efectos emocionales adversos, demostrando la necesidad de brindar preparación, acompañamiento e integración, con especial atención a quienes llegan con diagnósticos previos. Además, se observó que las ceremonias en contextos no tradicionales (fuera del marco indígena o religioso) se asociaban con más efectos adversos, reforzando el valor de los entornos tradicionales y culturalmente apropiados.

Este estudio invita a cuestionar la idea de que todo malestar o “mal viaje” durante una experiencia psicodélica es perjudicial. En contextos seguros y con apoyo adecuado, muchas de estas vivencias pueden ser desafiantes, pero también significativas e incluso reparadoras. La ayahuasca no es una herramienta automáticamente sanadora ni libre de riesgos, pero cuando esta se acompaña con cuidado y preparación, puede abrir espacios profundos de transformación. Como toda experiencia humana profunda, lo importante no es solo lo que se vive, sino cómo se entiende e integra.